Lo triste es que la solución está a la vuelta de la esquina. Solo se requiere voluntad y valentía.
Pero mientras la economía de un país esté, en vez de economistas, en manos de políticos, o peor aún, de militares de la calidad de los nuestros, mal influenciados por una ideología que fracasó estrepitosamente en el siglo pasado, es poco o nada lo que se puede lograr.
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Por: Carlos Perez Delgado
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